Era tarde, estaba caminando y empecé a escuchar truenos, aceleré el paso al mismo ritmo que mi pulso se aceleraba, eran las once de la noche y muchas farolas estaban fundidas... iba con la música puesta pensando sólo en llegar a casa antes de que la tormenta.......
¿Quieres saber qué ocurre a continuación? ¿Te apetece continuarlo? Pues puedes verlo aquí, en Siempre puede pasar.
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