Y es que, desgraciadamente, no es difícil encontrar a verdaderos peligros de la carretera. El sujeto de hoy conducía un coche blanco cuya matrícula terminaba en DBY. Ha sido localizado en Ronda Oeste, dirección Cartagena. Ha pasado a ser sospechoso cuando, yendo por el carril del centro, se ha empezado a pegar mucho al de su izquierda, haciendo "eses" y pegando frenadas sin venir a cuento.
Como quería quitármelo de enmedio lo antes posible y no tenía ninguna tortuga roja del Mario Kart a mano, he decidido a adelantarlo. Como él iba a 70 más o menos, no había problem. Adelanto y aprovecho para echar un vistazo sobre el individuo. Mi precicción era que el conductor fuera un viejo, pero no. Se trataba de un jovenzuelo de 25-30 años con una postura y cara algo raras... seguramente debidas al alcohol u otras sustancias. Adelantado está.
Pues bien, antes de que pudiera volver al carril central pega un acelerón, me adelanta y encima se va al carril de la derecha a adelantar más gente. Menudo peligro. Hace como que va a salir por la salida más cercana, pero en el último momento se lo piensa y sigue "tó tieso". Llegando a la salida del barrio del Carmen, consigo adelantarlo, ya que se le había pasado la euforia, volviendo a velocidad peo.
Nada, bajo la rampa y al poco llega él, por el otro carril y se para a la misma altura de donde estoy yo. Aprovecho para mirar y estaba tambaleando el cabezón (mayor que el mio), y apoyándose sobre el volante como si se fuera a dormir. El semáforo se pone en ámbar intermitente y volvemos a la marcha. Él, por fuera de la redonda, tira para donde voy a ir yo, pero él va por delante. Jooooder...
Llegando al Rollo, pone el intermitente para pasarse al carril de la izquierda, estando pisando la línea y a punto de darle a uno de los coches que iba por ese carril. Se lo piensa y sigue en el carril, para después tomar el cruce hacia la derecha. Sigo "persiguiéndolo", qué remedio.
Pasamos la estación del ferrocarril y yo, yendo a una distancia prudencial de 30 metros (debido a que antes he parado por un autobús que parecía que quería salir) veo como empieza a acercarse peligrósamente al parterre del cesped que hay en el centro de la carretera. Por dos veces ha tocado el bordillo, pero sin llegar a subirse. Sigue recto a velocidad peo, frenando si que haya nadie delante.
En el siguiente paso de peatones, mientras pasaba la gente... ha seguido para adelante (eso sí, a menor velocidad). Menos mal que por fin llegaba yo a mi destino. Espero que no le haya pasado nada a nadie por culpa de que este individuo fuera bebido o qué sé yo...
Y cómo habrá sido este energúmeno para que deje de contar la historia del otro peligro al volante (camionero), que era la que en principio iba a contar. El poder conducir seguro depende más del resto de gente (borrachos, garrus, viejos, camiocapullos y Martas) que de uno mismo.
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